En los últimos años, hemos sido testigos de una revolución en la industria alimentaria gracias al desarrollo de las impresoras 3D de alimentos, que a diferencia de las impresoras 3D convencionales que utilizan plásticos y metales para objetos o piezas, en su mayoría útiles para el sector de la arquitectura o la ingeniería industrial, emplea ingredientes comestibles para la creación de formas tridimensionales.
A pesar de las complejidades de trabajar con alimentos en comparación con otros materiales, en 2007, la Universidad de Cornell y el Culinary Institute de Manhattan se juntarían para trabajar en la que sería la primera Impresora 3D de comida. Partiendo de una impresora 3D convencional, pero consiguiendo que imprimiera galletas, queso o purés con las formas deseadas, más tarde en 2010, la Universidad de Exeter, probó lo mismo pero con capas de chocolate.
El funcionamiento de una impresora 3D de comida consiste en la carga de ingredientes en una boquilla, que extrae la comida y la va colocando capa tras capa para crear la forma deseada, pudiendo tratarse de pizza, chocolate o pasta, de esta forma cualquiera de estos alimentos puede ser personalizado a gusto del consumidor o adaptarse a sus necesidades, ya sea alguna alergia o problemas de masticación.
Muchos los laboratorios y empresas han sido capaces de desarrollar impresoras capaces de imprimir todo tipo de pastas alimenticias con las formas deseadas, y es algo actualmente ya se usa la industria alimentaria principalmente para hacer bombones o pastas personalizadas y muchos restaurantes ya usan esta técnica, pero la verdadera revolución de la impresión 3D de comida va más allá, y reside en la posibilidad de imprimir platos completos incluso que la propia máquina pueda cocinar.
Esta función está presente en una compañía con sede en Barcelona que ha sido la creadora de FOODINI, impresora 3D de comida presente en más de 90 países, la cual en 2014 se presentó el primer prototipo, pero las nuevas versiones de la impresora se están utilizando ya en restaurantes, hospitales y caterings de todo pelaje.
Esta cuenta con un sistema de depósitos que permite elaborar platos combinando todo tipo de materias primas maleables y que puedan caber por la boquilla como cualquier tipo de masas, azúcares, chocolate, carne picada e, incluso, trozos sólidos pequeños de cereales o frutos secos.
Con presión la máquina va imprimiendo las formas que queramos, con la precisión de una impresora 3D, permitiéndonos hacer verdaderas maravillas sin necesidad de tener buen pulso o invertir varias horas de trabajo.