El shiatsu, de origen japonés, suelen definirlo la mayoría de autores en función de su traducción. Así, el shiatsu se describiría como “una especie de masaje-manipulación mediante presiones” y el netsu, como “calor o calidez”. Si solo utilizáramos la traducción, este método vendría a definirse como una forma cálida de ejercer ciertas presiones sobre distintos puntos o partes del cuerpo. Sin embargo, esta definición no explica realmente la profundidad y sutileza de esta técnica. En primer lugar, es preciso comprender ciertas características del pensamiento clásico oriental que impregnan la forma de administrar esta técnica. Para empezar, dicha visión oriental fusiona filosofía, ética y misticismo de las corrientes de pensamiento de China y Japón, como el taoísmo, el confucionismo, el budismo y el sintoísmo. A modo de breve resumen, estas corrientes de pensamiento coinciden en algunas visiones: para ellas, el hombre no es algo aislable del entorno ni del universo, por lo que uno no puede trascender como individuo, sino como parte de un algo que le supera —familia, sociedad, naturaleza, cosmos…—, dado que la interacción de cualquier elemento influye en el resto. La visión oriental clásica desconfía profundamente de las palabras, que ve como la forma misma de separarse del resto mediante la creación de un discurso de autodefinición, y toda definición se convierte por sí misma en una delimitación. Esta idea de conjunto se mantiene consecuente en todos los hábitos, y cuando se estudia al sujeto, también es visto como un todo holístico, compuesto por estructuras físicas, funciones, emociones y energías. La salud es entendida como un equilibrio dinámico entre fuerzas antagónicas y la enfermedad como síntoma de un desequilibrio multicausal de índole genética, psicológica, social y energética, en el cual influye de forma muy notable el estilo de vida, y es obvio que el principal objetivo de las terapias orientales es prevenir la enfermedad estimulando el equilibrio energético de cada individuo. En segundo lugar, es preciso diferenciar la acupresión como tal respecto del shiatsu netsu. La acupresión es una técnica que realiza presiones sobre puntos determinados a modo de recetas para tratar desarreglos concretos, sin buscar una comunicación entre terapeuta y paciente; en cambio, el shiatsu netsu no parte de recetas preestablecidas, sino del estado de la persona que lo recibe en el momento que lo recibe, lo que implica que no hay dos tratamientos iguales ni siguiera en la misma persona, y esto se consigue mediante una comunicación no hablada, de koroco a koroco , donde koroco significa “corazón, mente, espíritu y conciencia”. Para conseguir esta conexión profunda y sutil, los terapeutas de shiatsu netsu, aparte de realizar de forma correcta y precisa las manipulaciones, deben obtener un estado mental muy cercano a la meditación, y es por este motivo que podríamos decir que en cierta forma el shiatsu netsu es un mindfulness aplicado. Así, cuando el shiatsu netsu es entendido correctamente, implica un crecimiento personal para aquellos que lo ejercen, ya que aporta paz interior y autoconocimiento, que es, en realidad, lo que se comparte con el receptor de esta maravillosa terapia.
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