En la actualidad estamos utilizando de forma indistinta, el termino chamán, englobando toda una serie de prácticas ancestrales, que como algunos autores resumen pueden agruparse en cuatro sendas o formas de practicar el chamanismo. Dichas sendas son la del hombre medicina, la del hombre clarividente, la del hombre sabio o maestro y la del hombre guerrero. El origen de la palabra chama es de Siberia y Asia central, sin embargo, esto no ha de hacernos pensar que el chamán es un fenómeno únicamente de esta zona del globo, encontramos práctica de una senda o de otra en todo el mundo, algunos ejemplos relevantes los vemos en la India, en China, en Irán, en babilonia, en toda América, en Alemania, En los celtas, para algunos autores el chamanismo impregna el sustrato mismo de la mayoría de religiones. El chamán es el hombre o la mujer capaz de entrar en un estado alterado de conciencia, para desde allí conectar con otras realidades, con una fuerza espiritual que le abre las puertas de una o más de una de estas sendas. La senda del hombre medicina se caracteriza, como su nombre propone, por buscar la curación, pero esta no debe entenderse en la misma forma que se entiende una medicina física, centrada en una dolencia, malestar o enfermedad del cuerpo, sino que la curación chamánica, se centra restablecer los desajustes, traumas, pérdidas o contaminaciones espirituales que un sujeto pueda estar padeciendo por diversas causas, y el hombre medicina, tiene la función de percibir y dar soluciones para estos desajustes, mediante métodos como el canto, la danza, o las manipulaciones energético/espirituales.
El hombre clarividente, es el que, siguiendo el mismo proceso de conexión, por un lado, es capaz de ver y comprender que probables destinos tiene el consultante, y por otro lado ser capaz de conectar con el pasado de dicho consultante, no solo el que ha vivido él, sino el que le han lega[1]do sus ancestros, para así transmitir mensajes a aquellas personas que le piden consejo, y así puedan encarrilar una situación en particular o su vida en general. Seguir la senda del guerrero, no consiste en fomentar el conflicto, sino todo lo contrario, la senda del guerrero en la senda del líder honorable, que se muestra horado, respetuoso, responsable y fiable. Es una senda que aliena la palabra y la acción para crear soluciones y resolver conflictos, este chamán se compromete con la responsabilidad de llevar al mejor puerto posible a aquellos que dependen de él. La ultima senda, la del hombre sabio, es la senda del recto discernimiento, de la objetividad, de la claridad, que se consigue una apertura espiritual, libre de cualquier apego, es fomentar el desarrollo de la conciencia, siendo consciente de ese desarrollo, y aceptando que el momento anterior a cada ascenso de la conciencia, no es un momento erróneo, sino la máxima expresión de la potencialidad de la conciencia en ese momento, y que solo liberándose del momento actual se pude ascender un peldaño más en el nivel de la conciencia
Escrito por Marc Juncosa.